Saúl Craviotto, un policía sobre las aguas

No descubro nada si afirmo que la situación económica que atraviesa España y, por consiguiente, los españoles, no es la más boyante. La crisis nos afecta a todos, incluidos los deportistas. Y es que, pese a lo que nos quieran transmitir los medios de comunicación masiva, existen infinidad de deportistas más allá de las multimillonarias estrellas futbolísticas. Auténticos guerreros que, conscientes de la realidad financiera que nos asola, deben buscar su sustento económico en un oficio más allá de su pasión deportiva. El mejor ejemplo es el de Saúl Craviotto (Lérida, 1984), un piragüista con dos medallas olímpicas que compagina sus duros entrenamientos con su otra vocación: formar parte del Cuerpo Nacional de Policía.

Cuando apenas tenía un añito, su padre Manuel le subió a una piragua. Las ilusiones de Saúl no se podían encontrar en un campo de fútbol, ni tan siquiera en una cancha de baloncesto. El ilerdense acabó prendado, desde muy pequeño, por el deseo de surcar las aguas con su embarcación. Con apenas quince años supo que quería dedicar su vida a este deporte y abandonaba su localidad natal para apostar por el piragüismo, un camino duro para un adolescente en ciernes pero que terminó dando resultados. Durante ese tiempo, Craviotto afirma que ha aprendido de sus «triunfos» pero «sobre todo, de los fracasos».

Competitividad, garra y lucha. Sus tremendas cualidades y su trabajo han llevado a Saúl a superar la veintena de medallas internacionales en su palmarés. El idilio con el podio comenzó en el Europeo sub-23 de Polonia, cuando conquistó sus dos primeras preseas de oro. La progresión individual de Craviotto durante estos años fue inversamente proporcional a la del equipo nacional. Los malos resultados conquistados por España en el Campeonato del Mundo de Duisburg 2007 obligaron a los seleccionadores a resetear el equipo por completo. Así, surgió una de las duplas más exitosas del piragüismo español: Saúl Craviotto-Carlos Pérez Rial.

Craviotto

La fusión de los dos piragüistas españoles, especialistas en la distancia de 500 metros y velocistas natos, inició una época dorada para el tándem catalán-gallego. Compañeros y amigos, sus resultados hablan por sí solos. Juntos lograron —casi siempre en categoría de 200 metros— los siguientes resultados: plata en el Europeo de Italia 2008, oro en el Europeo de Brandeburgo 2009, oro en los Juegos Mediterráneos de Pescara 2009, plata y oro en el relevo en el Campeonato del Mundo de Canadá 2009, plata en el K-2 y oro en relevos en la Copa del Mundo de Poznan 2010, así como la plata tanto en 200 como en 500 metros en el Europeo de Corvera. Casi nada.

Sin embargo, los lazos afectivos que unen a Craviotto y Perucho no quedan exclusivamente vinculados a su devoción por el piragüismo, sino también su profesión. Y es que ambos atletas ejercen de policías nacionales en la ciudad de Gijón. Craviotto, consciente del poco apoyo económico que recibe el deporte de las palas, se preparó las oposiciones para su ingreso en el CNP (Cuerpo Nacional de Policía) porque, en palabras suyas: “no se puede vivir de esto toda la vida”. Las dificultades de horarios entre el piragüismo y las patrullas las subsanan sus compañeros de unidad, haciendo muy flexible la jornada laboral del ilerdense para compaginarla con sus duros entrenamientos.

Craviotto y Perucho

Con un entrenamiento conjunto que duró lo que un embarazo, el ilerdense y el pontevedrés lograron cumplir su sueño: participar en unos Juegos Olímpicos. En los de 2008, en Pekín, Saúl y Carlos dejaron el listón de España en lo más alto. En una final apoteósica de K-2 500 metros, los españoles se imponían a los palistas alemaneses por sólo 91 milésimas para hacerse con la primera medalla de oro en kayak en una cita olímpica para España. Algo que se resumía en una palabra: histórico.

La llegada del Preolímpico de Poznan frustró sus expectativas para conquistar una nueva medalla como pareja en Londres. No lograron clasificarse en la categoría de K-2, en una carrera en la que terminaron últimos. Alejados de posibles malos gestos, fruto de la rabia que supone una derrota, ambos se fundieron en un emotivo abrazo nada más cruzar la línea de meta. Sin embargo Saúl, muy fuerte mentalmente, logró reponerse al golpe y sólo unas horas después consiguió el billete a Londres en solitario. «Quiero hacer algo grande en Londres para dedicárselo a Perucho«, confesó antes de los Juegos Olímpicos.

Saúl Craviotto se coló en la final de K-1 200 metros de Londres con el segundo mejor tiempo de las semifinales y con claras opciones de luchar por el podio. Con la medalla entre ceja y ceja, el catalán protagonizó una espectacular prueba en la que se vio forzado a remontar posiciones con un gran sprint en los últimos 100 metros. Tan solo un intratable Edward McKeever pudo superarle. En el podio de Eton Dorney, Craviotto mostró su presea plateada, dedicada a su hermano Perucho. Y es que el ilerdense es un hombre de palabra.

craviotto

Ahora Saúl, con dos entorchados olímpicos colgando de su cuello, se prepara para el Campeonato del Mundo, que se celebrará durante el mes de agosto. El diario MARCA, con su programa Patrocinalos, ayuda a que los aficionados al piragüismo apoyen económicamente el sueño de Saúl. Y es que el ilerdense es, antes que deportista, persona. Alejado de grandes fortunas, persigue sus metas con entrega y esfuerzo, mucho esfuerzo. A caballo entre el servicio público como policía y los entrenamientos diarios como piragüista, afirma que «siempre hay que tener objetivos en la cabeza y luchar por ellos». Un reflejo de lo que es la vida.

@Juanjo_93CC

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