Copa Davis 2000: la gloria del tenis español

Barcelona, año 2000. El frío que se cierne sobre la Ciudad Condal propio de un 10 de diciembre no traspasa los muros del Palau Sant Jordi. Dentro, 17.000 gargantas que son el altavoz de los 41,1 millones de españoles de aquel entonces se desgañitan animando a un joven de Ontinyent de tan solo 20 añitos. En la empuñadura de su raqueta está la llave para romper el maleficio que asola al equipo español desde hace 100 años en Copa Davis. Tras casi cuatro horas de intenso partido ante un imberbe Leytton Hewitt, un fortísimo passing paralelo del joven valenciano daba la victoria al combinado nacional y hacía estallar en júbilo a todas las almas congregadas en el Sant Jordi, entre los que se encontraba un eufórico Juan Carlos I. ¿Quién era ese joven valenciano? se preguntarán ustedes. Su nombre era Juan Carlos Ferrero, el jugador que hizo Historia y cambió el devenir del tenis español.

Ferrero AnneLa conquista de la primera Copa Davis por parte del equipo español se comenzó a forjar un año antes, en 1999. Tras la destitución de Manolo Santana como capitán de la Armada Española, la Real Federación Española de Tenis (RFET) diseñó un equipo técnico que pivotaba en torno a la figura de cuatro entrenadores, formado por Javier Duarte, Josep Perlas, Juan Bautista Avendaño y Jordi Vilaró, que recibió el nombre de G-4.

Los tenistas elegidos para romper de un ace la Historia del tenis patrio atestiguaban talento, mucho talento. Los veteranos Alex Corretja y Albert Costa eran dos jugadores consagrados en el cuadro mundial, con inteligencia sobre la pista y gran capacidad para manejar el tempo de cada partido. A ellos se le sumó el barcelonés Joan Balcells como pieza fundamental para los cruces de dobles. Como guinda del pastel, un Juan Carlos Ferrero que llevaba en su carta de presentación una nada despreciable semifinal de Roland Garros.

El equipo era una simbiosis perfecta entre juventud y veteranía, algo que se reflejó desde el inicio de la competición. Nuestro camino se inició a las puertas de la primavera en Murcia ante la débil Italia. Un contundente 4-1 comandado por el alma máter de la Armada, Alex Corretja -dos de los puntos fueron obra de su portentosa técnica-, nos daban los billetes para los cuartos de final ante la siempre peligrosa Rusia. La Costa del Sol sería testigo de la siguiente batalla del combinado nacional. Allí, Yevgeny KafelnikovMarat Safin afilaban el cordaje de sus raquetas para un enfrentamiento que se presumía apasionante. Sin embargo, la pequeña localidad valenciana de Ontinyent hizo sombra a la temible Rusia de la mano de Ferrero, que se encargó de despachar a los vecinos de Europa del Este con victorias sobre Kafelnikov (triple 6-2) y Safin (6-0 y 6-3) con un global que reflejaba un 4-1 sobre el luminoso de Málaga y que permitía a la Armada seguir su aventura en busca de la ensaladera.

Con 32 entorchados en su palmarés, Estados Unidos esperaba en las semifinales. Sin embargo, en esta ocasión el nombre no fue un punto a favor para los americanos, que llegaban a España con las bajas de Pete Sampras y Andre Agassi, lo que llevó al capitán estadounidense a construir un equipo sin apenas rodaje. Este hándicap lo aprovechó el conjunto español desde el minuto 1. Y es que el resultado del cruce, 5-0, habla por sí solo. Corretja y Balcells, con unos valiosos triunfos, llevaron en volandas 33 años después a España a una final de Copa Davis. Allí esperaba la poderosa Australia. Pero lo que Hewitt y compañía desconocían era que la Historia nos debía una ensaladera.

anne nadal

El Palau Sant Jordi se engalanó para la ocasión. No todos los días se vive una final de Copa Davis. Los jugadores entran en la pista, como si de gladiadores a su entrada a la arena del Coliseo se tratase. Las banderas de cada país abren la comitiva de los tenistas, que muestran un semblante serio, propio de la concentración del momento. La bandera española la porta un joven de 14 años de la localidad mallorquina de Manacor. Pelo tazón y moreno playero. Su nombre es Rafael Nadal, ¿les resulta familiar?. Costa romperá el hielo ante Hewitt, pero no todo saldrá según lo previsto.

Lo que se presuponía en los primeros lances del partido un comienzo deseado (6-3, 1-6, 6-2 para el jugador español) terminó con una fatídica remontada del australiano (doble 4-6 en el cuarto y quinto set). Empezábamos por debajo en el marcador, pero no era el momento de bajar los brazos. “Hay que seguir como sea y darle la vuelta, declara Costa a los medios minutos después del encuentro. Juan Carlos era el siguiente. Se medía a un Rafter que llegaba a la cita a medio gas, algo que terminó por pasarle factura y que acabó abandonando el partido ante el recital físico que le estaba planteando Ferrero (tomó la bocana de vestuarios cuando el encuentro iba 6-7, 7-6, 6-2 y 3-1), por lo que la eliminatoria se ponía en tablas, 1-1. A Balcells y Corretja les tocaba el cruce de dobles, más esencial que nunca. No obstante, el trabajo bien hecho siempre tiene sus frutos y así se vio en la tierra batida del Sant Jordi. El dúo español le endosó un triple 6-4 a la pareja australiana y la Armada se ponía por delante en la final. Sería Juan Carlos Ferrero quien tuviese el primer match point.

Ese frío domingo se unieron en la pista dos auténticos magos en ciernes del tenis. 19 y 20 años contemplaban a australiano y español, respectivamente. El español jugó como él sabía, siendo incisivo, sin dejar respirar al adversario, con esa técnica del mosquito por la que recibía su apodo. El australiano, mermado técnicamente por el terreno sobre el que jugaba, se defendió con uñas y dientes. Sin embargo, ese passing de Ferrero rompía toda defensa posible y elevaba a España a la gloria del tenis mundial. Fue entonces cuando las lágrimas de rabia dieron paso a las de felicidad. Cuando el nombre de nuestro país comenzó a intimidar en cualquier parte del mundo. Cuando la Historia serigrafió la ‘ñ’ de por vida.

@Juanjo_93CC

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