De Sabonis al «Chapu»: La Euroliga más esperada

La Euroliga es el título más importante que puede lograr un club europeo. Es difícil pasar a la historia del baloncesto continental sin haber levantado este trofeo. Pero este prestigio no se queda entre las fronteras del viejo continente, ya que 201 países retransmiten en sus televisiones el campeonato. El ganador de la última edición fue el Real Madrid, que llevaba veinte años sin hacerlo. En Revista Idaraya vamos a ver cómo ha cambiado el equipo blanco desde que, de la mano de Obradovic, se coronasen reyes de Europa en 1995.

En ese año la vieja peseta aún estaba en nuestras carteras, los Dire Straits se acababan de separar y Toy Story irrumpía en las carteleras. En el deporte, Arantxa Sánchez Vicario se elevó al número 1 del ranking ATP, George Weah logró el Balón de Oro e Induráin iba ya por su quinto Tour.

giganRamón Mendoza presidió el Real Madrid hasta noviembre, mes en el que ocupó su lugar Lorenzo Sanz. Mendoza confiaba en hacer una sólida sección de baloncesto con el fin de ser el mejor en Europa tras quince años sin ganar la Euroliga. El entrañable Sabonis y su escudero Arlauckas estaban rodeados de jugadores dispuestos a jugar para ellos, sabiendo que esto les hacía mejores. Ahí la diferencia entre un gran jugador y una estrella, que este último hace mejores a sus compañeros. Ese año la competición celebraba su fiesta final, la Final Four, en Zaragoza. En semifinales se sobrepuso al Limoges, verdugo dos años atrás, y con esta victoria se derribó una barrera psicológica muy grande. En la final, los helenos de Olympiakos no pudieron frenar a un conjunto blanco muy fino e impulsado por la mayoría de público local.

La sección de baloncesto del club de la capital se convirtió en referente europeo durante los 60 y 70, pero a partir de este momento –y contando 1995 como una excepción- su marcha triunfal se volvió una travesía por el desierto llena de decepciones.

Si Obradovic fue el entrenador que inspiró a los campeones del 95, veinte años después ha sido Pablo Laso, otro base, el encargado de conseguir que un equipo diseñado para ganarlo todo consiga dejar atrás la inseguridad que provoca haber perdido dos finales en los dos años anteriores.

Esta Final Four era diferente. Era en casa. El Palacio de los Deportes madrileño acompañó a los suyos, como hiciera Zaragoza veinte años atrás. Esta vez los héroes tenían tintes más épicos; el “Chapu” Nocioni y Llull fueron los máximos exponentes de esa rabia contenida, sabedores de que perder una tercera final, y además en casa, sería un golpe muy duro para la historia del equipo más laureado del continente. La tormenta perfecta pasó por encima de Olympiakos. No existe equipo en Europa capaz de plantar cara a la versión que el Real Madrid mostró el domingo 17 de mayo de 2015.

chapu

¿Tendremos que esperar otros veinte años para ver la décima Euroliga del Real Madrid?

@Rosadito14

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