Louis Zamperini, historia de una vida

Dejar boquiabierto a Adolf Hitler en unos JJOO. Sobrevivir a casi dos meses de odisea en el Pacífico tras sufrir un accidente de avión y quedar a la deriva. Caer en manos de uno de los criminales más buscados por Estados Unidos. Encontrar en la religión una vía de escape a todo lo vivido gracias a uno de los mayores evangelizadores de siempre. Convertirse en inspiración de Angelina Jolie para la creación de una cinematografía con actores de la talla de Jack O´Connell o Jai Courtney. Es la historia de una vida. La vida de Louis Zamperini.

Zamperini nació en el seno de una familia de inmigrantes italianos afincados en Olean. A los dos años se desplazaron a California, donde el joven Louis comenzó a crecer. No fue fácil su infancia. El inglés era un problema. Su integración, uno mayor que le hacía estar en el punto de mira de los abusones. Su padre le enseñó a boxear. No quería que ninguneasen a su hijo. Y él no se dejó ningunear. De hecho, su hermano tuvo que evitarle más de un lio ingresándole en el equipo de atletismo del colegio. Sin saberlo, estaba fraguando gran parte de su futuro. Era realmente bueno. Su poderosa zancada refrendaba que tenía dotes para ello. Se proclamó campeón de los 5000 metros en California con diecisiete años. Dos años más tarde, y con la mínima requerida lograda, representó a Estados Unidos en los JJOO de 1936 en Berlín.

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Eran tiempos complejos para una nación que aún no había superado la Gran Depresión. De hecho, Zamperini había pasado tanto hambre que durante el viaje engordó cinco kilos en el buffet libre. Su prueba tampoco fue algo extraordinario. Terminó octavo en los 5000 metros. Sin embargo, su última vuelta, sus últimos metros excelsos, llamaron la atención de alguien que observaba la carrera desde el palco del estadio olímpico de Berlín, un tal Adolf Hitler. Ah, usted es el joven del rápido final”, le comentó el Fuhrer a Zamperini cuando subió a saludarle ingenuo y agotado tras su prueba. No muchas personas llamaron la atención del líder nazi a lo largo de su vida. Louis, fue una de ellas. En su casa. En sus Juegos Olímpicos. En su demostración al resto del mundo de su supremacía respecto al resto de países.

Tres años después estalló la II Guerra Mundial y Zamperini, recién graduado, sirvió a su patria en el conflicto bélico. Fue enviado a la Guerra del Pacífico, donde serviría a su país como teniente de un bombardero B-24. En mayo de 1943, su avión se desplomó a miles de kilómetros de las costas norteamericanas. Sólo sobrevivieron tres de los once miembros, aunque uno de ellos, Francis McNamara, murió al poco tiempo. Los dos supervivientes, Zamperini y Russel Phillips, fueron dados por muertos, incluso se envió un telegrama a las familias con las correspondientes condolencias. Pero desde su nacimiento Louis tenía algo, un instinto de supervivencia básico, una resistencia sobrenatural a las adversidades. Pasaron más de un mes a la deriva, alimentándose de pescado crudo y de agua de lluvia hasta que, por fin, tocaron tierra. Aunque no era la idónea para dos estadounidenses. Las islas Marshall, en poder de los japoneses, fueron el punto y final a un trayecto que acabó con los dos en un campo de prisioneros.

Zamperini tuvo mala suerte. Fue trasladado a Ofuna donde le esperaba Mutsuhiro Watanabe, cuyas torturas, malos tratos y comportamientos sádicos le valieron un puesto entre los criminales de guerra más buscados de Estados Unidos. Louis fue sometido a graves torturas. Físicas y mentales. Pero aguantó hasta el final. La victoria del bando aliado supuso su liberación. Por fin, Louis volvía a casa. Contra todo pronóstico, haciendo de su historia la mayor expresión de la propia vida.

Un año después de regresar contrajo matrimonio. Sin embargo, todo lo vivido, sus amargas experiencias, le hicieron sufrir un fuerte estrés post traumático. Incluso llegó a caer en el alcoholismo. Pero cuando peor estaban las cosas, un sermón del evangelista Billy Graham le devolvió a la realidad, a la ilusión de la vida. Se convirtió en orador. Enfocó su vida a contar sus experiencias. No hay mejor forma de acabar con los problemas que haciéndoles frente. Louis, como durante toda su vida, tuvo que volver a hacerlo. Incluso regreso a Japón, donde buscó reconciliarse con Watanabe. Pero se negó.

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El ex atleta escribió un libro y recorrió parte del mundo dando charlas a jóvenes con problemas psicológicos. Incluso inspiró a Angelina Jolie a plasmar su vida en la gran pantalla en una película. Pero su llama se apagó. Su luz terminó de diluirse en la inmensidad de su bravura y murió. Habiendo sido ejemplo de multitud de personas. Habiendo sido ejemplo de vida y de ganas de vivir. Fuese alrededor de una pista de atletismo o defendiendo a su país.

@Adrimariscal

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